
Empiezas ya a notar los primeros efectos, no puedes (o no quieres) decir que el arranque sea agrio, pero lo cierto es que ahora las copas de los árboles te parecen nítidas, quizá demasiado evidentes, puntiagudas, hiperrealistas; parecen estar dibujadas con un nivel de detalle escalofriante. Tú notas ya los primeros efectos, son, ¿cómo decirlo?, impulsos de tu mente, impulsos de alta frecuencia, magníficos, perfectos. Un género de clarividencia psíquica que había vivido dos puertas más allá, que fue solo un propósito lejano durante mucho tiempo. Llega, lo percibes, notas sus primeros efectos. ¿Será una persona?, te preguntas; puede incluso que sea una comida; una prenda de ropa; el sonido de las teclas del portátil; un paisaje; el reloj; un libro; un cuadro; la lápida cubierta de flores en la tumba de …; un poema; un pueblo; un idioma; un mapa; la inconsciencia; la madurez; la inocencia. La verdad, aunque tú no sabes qué es verdad, es que esa cosa que notas podría ser un monstruo; podría, también, tratarse de la cura del Alzheimer. Empiezas a notar sus primeros efectos… líquidos, penetrantes, suaves como un katana. Ves mucho, ves cosas que no viste. Tú ahora ves. ¿Antes no? ¿Antes no veías? ¿Qué ocurrió antes? ¿No te acuerdas? Haz memoria. Con esa droga recorriendo tus venas puedes recordarlo todo. Te angustias; te provoca un estado de ansiedad, al que no sabes, por cierto, si renunciar o abrazar. Hace dos minutos has cogido un lápiz y has escrito: “Has cogido un lápiz y has escrito…”. Los puntos suspensivos es lo que piensas y lo que ahora escribes. ¿O era otra cosa? La nitidez no es completa, porque dudas, porque no puedes (o no quieres) interpretar la realidad de modo absoluto; te da la impresión de que la totipotencia mental de la droga que recorre tu sistema cardiovascular es opcional, como un interruptor de la luz, la luz mental, la contemplación de las copas de los árboles, nítidas, bellas, cristalinas, limpiamente esbozadas, con asombrosos detalles. El cielo de fondo azul. Saluda, hombre, saluda, saluda a la consciencia psíquica. ¿Te da vergüenza? Te da mucha vergüenza… Esa molécula psicotrópica no será jamás metabolizada. Permanecerá dentro de ti…