Un producto de imbéciles hecho para otros imbéciles. Una empresa cuya consecuencia más inmediata es el ascenso del status económico de sus creadores (y de toda la cadena de la industria) para, paradójicamente, entorpecer que los adolescentes logren progresar en sus vidas. Pobremente filmada y montada (con escenas de videoclips repugnantes), sobredimensionada, en su guión, con innumerables clichés y lugares comunes, manida hasta la náusea y aplaudida por los zopencos que antes consideran malvado e imperialista a Estados Unidos, pero, después, franca, agria y directa a la serie televisiva. Con un reparto de actores de los que no logras creerte ni una sola línea del guión.
Euphoria (HBO): una serie que no recomendaría ni a mi peor enemigo.