Día 22 de confinamiento
Sábado, 4 de abril de 2020. 1:17AM
Soy una persona distinta a raíz de la cuarentena, empatizo ahora por completo con toda esa gente que se siente enjaulada. La consecuencia positiva de esta situación, no obstante, es que me conozco a mí mismo un poco mejor de lo que me conocía antes de que estallase la crisis del coronavirus. Puedo describir con pulcritud las paredes en que me hallo preso: mi pecho es la puerta que cierra el habitáculo. No echo de menos nada de todo lo que hemos perdido: me dan igual los bares, las playas, los monumentos, los puticlubs, las plazas, los parques y las iglesias; todo eso no me importa una mierda; lo que me enerva es la privación del poder de elección: el verdadero obstáculo es no poder elegir. Quizá cuando todo esto termine, en un ejercicio extremo de libertad opte yo por quedarme en casa. Hablo en serio. No bromeo.