Vd. suele hablar consigo mismo, ¿verdad?
Cuando va a comprar el pan, y empieza a darle vueltas a sus problemas y en un momento dado, de manera inconsciente, termina hablando en voz alta, y se convierte paradójicamente en emisor y receptor del mensaje.
«¿Por qué no lo haces ya?»
Vaya Vd. a saber en esa exhortación quién es quién. Una incertidumbre que se desliza con una nueva réplica, seguida de una contrarréplica y luego otra y otra más: divertimento cíclico, debate estéril, que Vd. dirime consigo mismo sin llegar a resolver nunca el problema, porque…. claro… si uno de los dos yoes, en una situación hipotética, consiguiera imponerse al otro, este último moriría. Y Vd. no quiere morir.
Morir al 50% (pero morir al fin y al cabo).