#73 Respeto

«¿Hay alguien a quien admires de verdad?»

Sí. Hay una persona a quien admiro. Esa persona no es perfecta, no, no… no lo es, pero yo la admiro. O mejor dicho: tiene mi respeto, que en mi caso equivale a admirar, pero, imprescindible resulta el siguiente matiz, para mí la admiración no es idolatría. Lo entenderás mejor con esta frase: «Tu integridad y honestidad te libran de la hoguera.» La hoguera en la que he tirado a mucha gente con el paso de los años. Yo no respeto per se a aquella persona que ha conseguido mucho en la vida, no, no, no, para mí el respeto se gana de otra manera, puedes ser un indigente y disfrutar de mi respeto sincero, un vagabundo que pide por la calle no lo pierde por el mero hecho de mendigar. No, hijo, no. El mejor en una disciplina —pon tú la disciplina que quieras— tampoco se lo gana por ser simplemente el mejor. No, no y no. En mi caso es otro rollo. En mi caso el asunto va de otro palo. Para ganarse mi respeto hay que hacer algo diferente, y ganar mucho dinero no entra en la categoría de «Obtén el respeto de 921kibu».

No creas que ha sido fácil articular semejante sentencia, ha sido un trayecto muy difícil hasta llegar a esa conclusión. Los colegas del gremio, el status social, la altura intelectual y las presiones familiares te obligan a admirar —y a menospreciar— a determinada gente, pero llega un día, en una de esas singulares horas de la existencia humana, en que te formas tu propio criterio para admirar a los demás. A partir de ella, la vida regatea uno de sus últimos meandros, cree arribar a la desembocadura y sabe (sabes) que los vaivenes quedaron atrás.

¿Tú en qué grado admites la posibilidad de estar equivocado en algún tema? En cualquier tema del que te sientas capaz de verter una opinión, ¿cuán, a priori, equivocada estaría tu tesis bajo tu propio criterio? Alguien que no recuerdo ahora —anda, anda, ve a buscarlo a google— dijo que el gran problema de la humanidad es que el tonto cree saber y el listo tiene por principio dudar. Nadie disfruta de mi respeto más que la persona que admite sin reparos la falta de elementos de juicio cuando es preguntada sobre un tema, especialmente si es sobre uno de los temas en que todo quisqui tiene una opinión. ¡Esos sí tienen mi respeto! Vaya si lo tienen…

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