Ey, drogadicto de las redes sociales, ¿qué tal? ¿Cómo estás?
¿Surge suficiente efecto tu dosis diaria? No me digas que vas a pedirle al médico que te ponga otro chute. Está bueno, ¿eh? Cierras los ojos y te abandonas; te dejas invadir por los tuits que en breve lapso olvidarás. Sí… sí… sí. Mensajitos efímeros cuya vocación de pilar estructural eleva tu existencia hacia ¿hacia dónde? No lo sabes. Qué importa eso. No importa el destino, lo importante es el camino, chocar los vasos de vino.
Vómitos ácidos que (no) recorren la ácigos.
Tú (no) conocías la existencia de la vena ácigos, ¿verdad?