A nadie le sorprende la avalancha de novelas publicadas cada año en España. Es más: da la impresión de que la frase «Hay más escritores que lectores» proporciona mayor grado de exactitud de lo que uno a priori podría imaginar. Novelas, novelas y más novelas; novelas por todas partes… A mí como lector de novelas que busca recomendaciones de otros lectores —que husmea por el mundillo del libro— me sorprende el gran número de autores desconocidos. ¿Alguien cree de verdad en la sostenibilidad del hábitat literario a través de las ventas? Yo no, porque, a falta de suficientes elementos de juicio y tomando como guía los autores y autoras que sigo en twitter, las editoriales, las revistas y los blogs en la red, sin olvidar los certámenes anuales y las secciones de cultura de los grandes diarios, a falta de más datos, como, por ejemplo, los indicadores de ventas, no logro yo entender cómo sobrevive la industria del libro en este país. No lo entiendo porque veo languidecer en las librerías cientos y cientos de títulos… títulos que en el corto espacio de tres meses habrán desaparecido y darán paso a otros títulos que correrán igual suerte, excepción hecha de unas cuantas obras que por razones extraliterarias se verán impulsadas al interior de una gran bola de nieve, cuyo mecanismo, por cierto, nadie sabe, pero cuyo rédito económico mantendrá temporalmente a flote a la editorial o editoriales que las publicaron.
Esta sobresaturación del sistema me deprime; me desanima en mi búsqueda de grandes escritores, porque todos ellos —hay muchos, cientos, miles, quizás— no pueden ser genios de la literatura. Todos no pueden: mi particular conclusión es que el 95% de las novedades literarias son irrelevantes; representan la tonelada de excrementos de una oferta desproporcionada.
Si la casualidad hace leer a alguno de los agentes implicados en el mundo del libro estas líneas:
Pare, pare de publicar; los lectores no queremos más novedades por el mero hecho de la novedad: queremos buenos libros. No reviente más la oferta: seleccione la genialidad y la brillantez. Y si no tiene un conocimiento adecuado de las dos características anteriores, busque otro trabajo.